domingo, 16 de julio de 2017

Anillando gaviotas en Zamora

El pasado día tres de Julio, un  nutrido grupo de voluntarios, coordinados por el Grupo Ibérico de Anillamiento GIA y liderados por el biólogo de la Casa del Parque, mi buen amigo José Miguel San Román, nos dimos cita en la Reserva de las Lagunas de Villafafila (Zamora) para realizar una jornada de anillamiento de pollos de Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) nacidos esta temporada. 



A continuación, os cuento ayudado por las fotos realizadas por David Ramírez, como se desarrolló la jornada.

Salimos de la sombra protectora de la CdP en dirección a las lagunas donde el día anterior se había instalado el corral de captura. El calor era más que intenso, pero no restó ni un ápice de ánimo a ninguno de los participantes, que pertrechados con cajas de cartón iniciamos con ilusión la actividad.




Una vez en situación, el Jefe hace varios equipos y da las últimas instrucciones a todos los participantes para que todo salga bien y puedan capturarse el máximo número de pollos posibles. No debió hacerlo nada mal ya que se capturaron 71 de los aproximadamente 90 nacidos esta primavera.



Hay trabajo para todos. Dos equipos se encargaran de ir "empujando" a las pequeñas gaviotas hasta el corral de captura, mientras que otros les cerraran las vías de escape, los reporteros tomarán posiciones para documentar la actividad y otros nos encargaremos de cerrar el corral cuando las aves estén dentro.









Una vez conseguido meter los pollos en el cercado, todos, excepto los que pudieron escapar de él volando, fueron introducidos en cajas de cartón para llevarlos hasta el lugar de anillamiento.








Ya de vuelta a la protectora sombra de la CdP, se organizaron dos equipos que trabajarían en las dos mesas preparadas al efecto. 




Como si de una cadena de montaje se tratara, los pollos iban saliendo uno a uno de las cajas de cartón para ir pasando de mano en mano por los distintos trabajos a realizar. En primer lugar, se procedía al anillado del individuo y a la apertura de su correspondiente ficha en la que se registrarían meticulosamente todos sus datos biométricos.








A cada pollo le fueron colocadas dos anillas en sus tarsos, la oficial, metálica y de Aranzadi y una de PVC roja con dígitos blancos para lectura a distancia, propia del proyecto cuya numeración iría de NA00 a NA76 puesto que algunas se rompieron. Así que, ya sabéis, si veis alguna no dudéis en comunicarlo.



Una vez anillados, el siguiente paso era tomar datos biométricos de cada individuo y registrar los mismos en su ficha, se media con calibres la longitud de sus tarsos y el tamaño de su cabeza, desde la parte posterior de la misma hasta la punta del pico.






La siguiente parada era la correspondiente al pesaje, uno a uno todos fueron pasando por ella y  se registraron su datos. 





Terminado el rápido proceso, las gaviotas iban una tras otra volviendo a las cajas de cartón con el fin de mantenerlas el mínimo tiempo posible en cautividad y dirigirnos con ellas de nuevo hasta las lagunas para su liberación.






Llegados a este punto, ya sólo nos quedaba liberarlas y desearles una feliz vida de gaviotas. Abrimos las cajas y les devolvimos su libertad.








                                        

Ya sólo quedaba recoger el cercado,



y hacernos la foto de grupo para el recuerdo.



Después vendrían la merienda y las risas, pero eso ya trasciende el plano científico y queda en el privado, osea el que quiera saber como se merienda, que anille.

Sólo me queda ya dar las gracias: A mi amigo Pepe por invitarme a participar y decirle que me apunto a la próxima. A mi hijo David Ramírez por el estupendo reportaje realizado (era la primera vez que tocaba mi cámara). A todos los participantes por el gran trabajo realizado, el buen rollo durante toda la jornada y los montones de risas compartidas.



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